Si yo les preguntara: ¿cuál es lo opuesto a lo frágil?

Me dirían que lo robusto, lo duro… La verdad es que sería algo injusto, sería como decir que lo opuesto a lo negativo es lo neutro.

Lo opuesto a lo frágil es lo antifrágil.

Hoy les voy a explicar el concepto de antifragilidad. Un concepto desarrollado por uno de mis autores de cabecera: Nassim Taleb.

Les recomiendo encarecidamente la lectura de su libro: antifrágil.

Damocles: la fragilidad

Taleb pone de ejemplo a Damocles. Lo describe disfrutando de un banquete, pero con una salvedad que lo disfruta bajo la presencia de una afilada espada sobre su cabeza. Y, la espada está sujetada únicamente por un sólo pelo de cola de caballo.

Damocles realmente se encuentra degustando el banquete, pero en una situación de fragilidad, Damocles disfruta de una falsa comodidad.

Esa situación, que parece idónea, a Damocles le durará poco. Le durará lo que tarde en romperse el pelo de la cola de caballo.

La espada acabará con su vida para su sorpresa, pero no para el resto de los comensales, ya que era cuestión de tiempo.

Damocles ignora su peligroso contexto particular. Es exactamente lo mismo que le ocurre a la inmensa mayoría de la población.

La mayoría de la población vive inmersa en un sinfín de contextos frágiles, y por ende, peligrosos.

Los contextos frágiles

Muchas personas tienen obesidad visceral, hipertensión arterial, poca densidad mineral ósea, sufren una gran pérdida de masa muscular, poca movilidad articular, y una escasa capacidad aeróbica.

Todo ello aderezado con menús a base de productos ultraprocesados, no entrenan nunca la fuerza, y además su vida activa es nula.

Todo ello gracias a “avances” como: coches, motos, ascensores, y patines eléctricos.

Un mismo agente estresor externo, diferentes resultados

Muchas personas se hacen analíticas sanguíneas de apenas una veintena de parámetros, y como no obtuvieron ningún asterisco, se creen que tienen una salud de hierro.

Pero, como se demuestra continuamente… Un virus, un hongo, una bacteria, o cualquier otro tipo de patógeno entra en la vida de una persona. Y, esto que a priori no era un problema, lo es… Era lo suficientemente importante para romper el hilo de la espada de Damocles, y así causarle daños fatales.

Es por lo que un mismo virus, hongo, bacteria, o cualquier otro agente estresor externo: a unas personas les visitará sin apenas síntomas, y a otras personas les puede quitar la vida como al propio Damocles.

Las personas frágiles que viven en un estado permanente de fragilidad no son conscientes de ello, como el propio Damocles, que únicamente pensaba en el banquete, sin ver la innegable realidad de que cualquier contratiempo les va a ocasionar un daño grave.

El ave Fénix: la resiliencia

Taleb pone de ejemplo la leyenda del ave Fénix. El ave cada vez que muere renace de sus propias cenizas, y una y otra vez vuelve a su estado inicial.

El ave al estar sometida al estrés; el estrés no le perjudica porque no muere, ni tampoco se vuelve mejor porque no se fortalece, simplemente no se inmuta.

Ser resiliente es mejor que ser frágil.

Obviamente, entre la fragilidad y la resiliencia la diferencia es clara. Definitivamente, es mucho mejor ser robusto o resiliente.

No obstante, si nos quedamos en el ser robustos, únicamente tendremos la opción de no empeorar.

Me detengo en este punto, donde muchas personas tienen ese concepto de salud: como no están enfermos, y tienen salud, no hacen nada.

Aquí radica el problema, que las personas resilientes o robustas no tienen la opción de mejorar ante los estresores.

Aquí, nace el concepto de «antifragilidad».

La antifragilidad: la Hidra de Lerna

Taleb recurre a la mitología griega, a la Hidra.

La Hidra era un ser con forma de serpiente y con muchas cabezas que vivía en el lago de Lerna.

La singular característica de esta serpiente, era que por cada cabeza que se le cortaba le crecían otras dos más.

Es decir, que el estresor: la fuerza aplicada desde fuera, con el objetivo de dañarla, lo que hacía era fortalecerla y volverla más invencible todavía.

Este es el ejemplo perfecto de antifragilidad.

Lo antifrágil no teme a los errores. Lo antifrágil no teme a los agentes estresores a los que nos puedan someter; si es el caso, nos alimentaremos de ellos, nos harán crecer.

Muchos de ustedes se preguntarán: ¿qué tiene que ver la fragilidad con la nutrición, el entrenamiento, la fisiología o la salud?

Mi respuesta es clara: todo.

En fisiología, podemos comprobar que esta propiedad de antifragilidad está presente en prácticamente todos los contextos y variables humanas y animales.

Les pondré un ejemplo claro, y obvio: el caso de nuestros músculos y huesos.

Cuando hacemos ejercicios de fuerza, y levantamos cargas, que nos cuesta mover, y el entrenamiento es recurrente, es decir que tienes cierta continuidad: lo que hace nuestro cuerpo es centrar la atención dentro de los huesos, al sentir que los tendones son sometidos al estrés de la contracción muscular, y a su vez se tracciona el hueso y nacen las señales de las microrroturas musculares.

¿Qué cree que hace nuestro cuerpo?

Uno, si fuera frágil, se romperían huesos y músculos. Dos, si fuera robusto o resiliente, se quedaría igual. Tres, si fuera antifrágil, mejoraría la densidad mineral ósea, la fuerza, la masa muscular, etc. Y, esto es lo que hace.

El enfoque de la antifragilidad

Este nuevo enfoque implica tomar las acciones necesarias para movernos de lo frágil a lo antifrágil. Este enfoque lo podemos aplicar a la economía, política, educación de los hijos, la conservación de la naturaleza, y sobre todo, de la salud, etc…

El emprendimiento es de las personas antifrágiles

Supongan su vida de aquí a veinte años, se verán en el mismo sitio sufriendo las mismas penalidades y dificultades.

Ante esta situación existen dos opciones.

Opción 1: el ser estático

Quedarse estático, recibiendo el mismo sueldo, y con las mismas opciones que le da esa nómina. Los problemas del hoy serán los mismos dentro de veinte años. Los mismos problemas “ad infinitum”.​

Opción 2: el ser dinámico

Practicar el movimiento, emigrar en busca de mejores opciones, u optar por el emprendimiento.

La opción 1, proporciona una falsa seguridad, y hace al individuo avanzar a duras penas en la vida. Esta opción no da la opción del cambio real, porque las dificultades son las mismas una y otra vez repetidas.

La opción 2, optar por el emprendimiento, no le va a garantizar el éxito, pero nunca se pierde nada cuando lo intentas. Porque, en ese intento, nace el camino.

La diferencia esencial es que cuando nos arriesgamos a conseguir un resultado diferente, ese resultado puede ser el cambio significativo de nuestras vidas.

Las personas frágiles optan por la opción 1. El ser estático se queda siempre en la misma situación, su vida no cambia, y el ser nunca crece.

Los millonarios de primera generación: los antifrágiles

La mayoría de los millonarios de primera generación no tuvieron una vida fácil, tuvieron vidas con pocos recursos, sus familias tenían lo justo. Tampoco pudieron optar por una educación de calidad, pero esto les proporcionó una ética de trabajo, y una disciplina diferente.

Esa disciplina diferente les permitió tomar decisiones diferentes, y les permitió a su vez enfrentarse a la vida de una manera diferente.

He de recordar que las grandes decisiones, o ideas, nunca nacen de momentos de bonanza, siempre surgen en momentos de crisis. Ergo, una persona que se ha fortalecido, que se ha forjado en la adversidad, aprende a volverse antifrágil. Y, en esa antifragilidad emerge la iluminación del talento.

Ser antifrágil es algo más

Eres antifrágil en el momento en el que te sientas con una persona con la que no compartes, por ejemplo, los ideales políticos, que es algo que genera bastante malestar. Eres antifrágil en el momento en el que pones sobre la mesa tus creencias, precisamente para derribarlas.

La ciencia es antifrágil, porque lo que ya está demostrado lo vuelve a poner sobre la mesa para intentar desmontarlo.

El hecho de derribar
para
volver a construir
es la antifragilidad.

La hormesis es antifragilidad. La autofagia es antifragilidad, es generar estrés para que nuestro organismo destruya todo lo que no les sirve para encontrar el núcleo de la vida, el núcleo de la salud.

Todo nuestro bienestar reside en este concepto, nuestra evolución reside en la antifragilidad. La antifragilidad de la cual nos hemos ido alejando tanto durante toda la vida moderna.

Es lógico que para seguir viviendo busquemos el bienestar, y encontrar el bienestar significa estresarnos menos. Pongamos un ejemplo: solemos vivir encerrados con unos 23 grados centígrados de media, porque sentimos el confort, pero eso no quiere decir que eso nos reporte salud.

La clave de la antifragilidad: la rutina de los estresores diarios

Los estresores diarios forman parte de nuestra vida diaria.

La exposición térmica

El básico es el sol, el sol nos aporta el beneficio natural de la vitamina D. Hemos de pensar que nuestra vida depende al 100% del astro rey. Nos debemos exponer al sol de forma gradual, todos los días del año.

La exposición térmica, tanto por arriba como por abajo, es necesaria y fundamental. Siempre hay que pensar en el equilibrio: un equilibrio entre varias patas que nos reporte bienestar.

El balance en el sentido térmico significa alejarse de la normotermia, pero no de una forma estática, no es estar mucho tiempo pasando calor ni mucho tiempo pasando frío, sino pasar de lo uno a lo otro de forma cíclica. Esto va a hacer que los umbrales, que los niveles se vayan ampliando, por lo tanto, su nivel de confort se amplíe.

Aquí radica la paradoja: para que tu estado de bienestar sea mayor, tienes que estar lejos de tu estado de bienestar.

El ayuno es un gran estresor natural

La realidad es que el ayuno, o la falta de alimentación, o la escasez de nutrientes, ha formado parte de toda nuestra evolución. Nosotros estamos aquí gracias a las adaptaciones que hemos creado por la falta de alimentos, adaptaciones que nos han dado energía, adaptaciones que nos han dado salud, que nos han dado bienestar, que han hecho que nos movamos.

Las personas que comen cinco veces al día están dañando su salud, no dejan reposar a su tubo digestivo, y su organismo no puede limpiarse y regenerarse por medio de la autofagia. En esa cantidad desmesurada de comida se genera el hígado graso, el sobrepeso y una pésima salud. Esas comidas carecen de lo más importante: la densidad nutricional.

Cuando no tenemos comida en nuestra historia como seres humanos, nos hemos tenido que mover para buscarla. Por un lado, tienes que generar energía, si no hay alimentos, nuestro organismo ha tenido que reinventarse: crear puentes para crear energía para que te muevas para buscar comida: ¿dónde empieza esa rueda?, empieza en el movimiento.

La creatividad y la falta de nutrientes

La creatividad está relacionada con la falta de nutrientes. Muchas personas no piensan así, pero no están en lo cierto, verán… La creatividad viene cuando no tienes nutrientes, cuando tienes la necesidad de moverte y te mueves. Entonces, todavía tienes ideas más lucidas, porque cuando te mueves precisamente tu organismo, lo que entiende es que tiene la necesidad de encontrar algo de comida para nutrirse. Nuestro cerebro no entiende otra cosa que no sea moverse, descansar y reproducirse.

Si pudiera predecir cómo será mi día, me sentiría un poco muerto. «Antifrágil: las cosas que se benefician del desorden» (2012)

david-epc

David EPC ©

Todos los derechos reservados y copyright a nombre de David EPC.
Mr. D BOOKS.