El poder de la dopamina

La dopamina es una sustancia química que actúa como mensajera en nuestro cerebro, transmitiendo señales entre nuestras neuronas y las células nerviosas.

Es un neurotransmisor clave para nuestra supervivencia como individuos.

Cuando hacemos algo que nos produce placer, satisfacción, o alcanzamos una meta; recibimos una recompensa, nuestro cerebro libera dopamina. Los niveles de dopamina se disparan en el cerebro.

Cuando los niveles de este neurotransmisor son adecuados, podemos sentir placer, amor, apego, motivación, bienestar…

La dopamina nos proporciona una sensación de bienestar y nos motiva.

Un mecanismo de anticipación

La dopamina actúa como un mecanismo de anticipación.

Cuando esperamos algo placentero o satisfactorio, nuestro cerebro libera dopamina para prepararnos y motivarnos para obtener esa recompensa que está por venir.

Esta anticipación de la satisfacción es la que nos impulsa a buscar metas y objetivos, y además nos mantiene motivados.

Este sistema de recompensa de nuestro cerebro se ha ido sofisticando en el transcurso de la evolución del ser humano.

Las funciones biológicas del ser humano

El ser humano como especie, biológicamente únicamente tiene dos funciones: supervivencia y reproducción.

Desde los primeros humanos en nuestro cerebro se ha desarrollado este sistema de recompensa para asegurar nuestra supervivencia y la procreación de nuestra especie.

En el cerebro de nuestros antepasados, se liberaba dopamina y otros neurotransmisores del placer, siempre y cuando el individuo hiciera algo que asegurara la supervivencia o su reproducción.

Un ejemplo de supervivencia es como nuestro cerebro liberaba dopamina siempre que se conseguía comida, es decir, energía para nuestro cuerpo.

Un ejemplo de reproducción, lo pueden comprobar cuando tienen relaciones sexuales, y sienten placer. Eso ocurre porque nuestros cerebros segregan grandes cantidades de dopamina, ya que le estamos diciendo a nuestra genética que nuestra especie se está reproduciendo.

La dopamina es crucial para nuestra supervivencia

Este neurotransmisor ha sido crucial para nuestra supervivencia como especie, puesto que su liberación se encarga de mantenernos motivados.

Nos motiva a perseguir el placer y la satisfacción.

No únicamente liberamos dopamina cuando alcanzamos nuestro objetivo, sino que también la liberamos cuando estamos persiguiendo ese objetivo.

Nuestros antepasados necesitaban salir a buscar comida para sobrevivir, entonces, para que el individuo estuviera motivado para salir en busca de la comida, el cerebro segregaba dopamina para anticipar el placer y la satisfacción posterior que les suponía la ingesta de esa comida.

Por otra parte, también nos sentimos bien cuando pensamos en la persona que nos gusta; porque nuestro cerebro se está anticipando al placer de la reproducción.

Nuestro cerebro y nuestra genética sigue siendo prácticamente la misma desde hace miles de años, y nuestro sistema de recompensa biológico se sigue comportando exactamente igual.

La era de abundancia: el desequilibrio en el cerebro

En la modernidad tardía, en nuestra sociedad moderna, en el primer mundo, no vivimos circundados por un entorno de escasez. Vivimos en una era de abundancia y con un ilimitado acceso instantáneo a todo tipo de estímulos y comodidades para nuestra supervivencia.

Estos “estímulos instantáneos” generan altos niveles de dopamina en nuestro cerebro, debido a que le estamos diciendo a nuestro cerebro que estamos haciendo las cosas magníficamente bien para nuestra supervivencia.

Nuestro cerebro no está preparado para lidiar con estas cantidades ingentes de dopamina, ya que se liberan de una manera casi constante.

Finalmente, esto nos ha llevado a un desequilibrio en nuestro sistema de recompensa y se ha creado un problema en la forma en la que buscamos la gratificación y en la forma en que nos motivamos.

Sólo cuando los niveles de este neurotransmisor son adecuados, podemos sentir placer, amor, apego, motivación, bienestar.

¿Cómo hackear a nuestro cerebro?

La comida

En nuestra sociedad moderna nos vamos olvidando del placer de la comida, no simplemente por el hecho de comer, sino también como un ritual en el que compartir charlas y confidencias. Todo ello nos desliga del concepto de clan.

En definitiva, la comida actual es hipercalórica y la mayoría de los alimentos son ultraprocesados.

El 30% de la compra que se realiza en los supermercados son productos ultraprocesados.

Estos alimentos suelen tener muchas grasas, azúcares y aditivos. Cuando se consumen este tipo de alimentos, nuestros cerebros experimentan un gran aumento de dopamina.

Las calorías son energía y nuestro cerebro lo interpreta como algo óptimo para nuestra supervivencia y por eso segrega dopamina, con la única intención de que lo vuelvas a hacer de nuevo.

Curiosamente, al consumir esos productos nos sentimos bien y satisfechos en ese momento, pero ese placer es efímero, y no nos proporciona los nutrientes esenciales que nuestro cuerpo realmente necesita.

Ergo, deben evitar a toda costa el consumo de productos ultraprocesados.

Las redes sociales

Las redes sociales liberan una cantidad excesiva de dopamina a nuestro cerebro.

Todas las señales hápticas, las notificaciones, los “me gusta”, los videos singularmente cortos y estimulantes, y también los comentarios activan nuestro sistema de recompensa y generan una sensación de gratificación inmediata.

El ser humano es un ser social, y a lo largo de toda nuestra evolución nos hemos juntado en grupos y comunidades para aumentar nuestra supervivencia. Las redes sociales lo que hacen es amplificar ese deseo de estar conectados con los demás de manera masiva, esa es la explicación del porqué las redes sociales son tan adictivas.

Siempre que accedemos a las redes sociales, realmente se piensa que estamos socializando mucho, esto nuestro cerebro lo interpreta como algo muy positivo para nuestra supervivencia, y libera cantidades descomunales de dopamina. Obviamente, esto hace que queramos repetirlo una y otra vez.

Las redes sociales han sido específicamente creadas y diseñadas para cumplir esa función: liberar dopamina y mantenernos enganchados.

Ocurre exactamente lo mismo que cuando consumimos algún tipo de droga.

La gratificación instantánea

En nuestra sociedad, la gratificación instantánea es la tendencia predominante, y está en continuo crecimiento.

Las personas quieren resultados rápidos; se vuelven impacientes, y los resultados requieren de tiempo y de esfuerzo.

La sociedad está cruelmente estabulada en la gratificación instantánea: la búsqueda de entretenimiento instantáneo, la compra de productos con un solo clic, comer todo lo que queramos cuando queramos, incluso esperar respuestas inmediatas a nuestros mensajes.

Todo esto genera picos de dopamina, pero falta la motivación y la disciplina necesarias para perseguir los objetivos a largo plazo. Los objetivos a largo plazo son los que nos brindan una gratificación real.

El problema del desequilibrio de dopamina es que las personas se vuelven absolutamente dependientes de estas fuentes de gratificación rápida, y a su vez efímera.

Se busca constantemente ese pico de dopamina, pero la persona se encuentra atrapada en un “ciclo de búsqueda de placer inmediato”. En ese “ciclo de búsqueda de placer inmediato” nunca va a conseguir un verdadero sentimiento de satisfacción duradera.

En la ausencia de la satisfacción duradera, la persona vive carente de motivación, germina así la procrastinación.

La persona encuentra una enorme dificultad para establecer metas a largo plazo, y esto sucede por la falta de disciplina en su vida cotidiana.

Nuestro cerebro ha sido programado para buscar metas a largo plazo, nuestro cerebro no está preparado para este tipo de estímulos.

Las personas deben volver a equilibrar su sistema de recompensa, para así romper el ciclo de dependencia de la gratificación instantánea.

Para volver al equilibrio, que es el estado idóneo del ser humano, se debe realizar un “ayuno de dopamina”.

El ayuno de dopamina

El ayuno de dopamina consiste en reducir al máximo la exposición a las fuentes de gratificación, que son las que generan los picos de dopamina en el cerebro.

Obviamente, al principio les resultará difícil, y es normal.

Nuestro cerebro se ha acostumbrado con los años a esos “picos de placer”, y esos “picos de placer” se han convertido en una adicción.

En la fase inicial de ayuno de dopamina, usted, al igual que sucede con las drogas, tendrá el síndrome de abstinencia.

El ayuno de dopamina y las redes sociales

Debe limitar el tiempo en las redes sociales, o incluso eliminarlas por completo.

Las redes sociales son una de las principales fuentes de gratificación instantánea. Puede empezar a limitar su uso uno o dos días a la semana, no usarlas en absoluto y finalmente eliminarlas por completo.

Únicamente con esto, ya habrá reducido de una manera exponencial la sobreestimulación de dopamina.

El ayuno de dopamina y la comida

Debe reducir el consumo de alimentos ultraprocesados.

Estos alimentos son ricos en grasas de baja calidad, azúcares y aditivos, lo que los hace altamente adictivos.

Trate de incorporar más alimentos naturales y saludables en su dieta, como frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables.

Estos alimentos no solamente son más nutritivos, sino que también le ayudarán a mantener estables sus niveles de dopamina.

El ayuno de dopamina y el largo plazo

Debe establecer metas a largo plazo.

Debe enfocarse en proyectos y metas que requieran motivación y disciplina a largo plazo.

Trabaje su fuerza de voluntad y su disciplina. Establezca objetivos claros y realistas, sólo así podrá trabajar de una manera constante para alcanzarlos.

Todo esto le ayudará a entrenar a su cerebro para encontrar satisfacción en el progreso y en los logros reales a largo plazo, en lugar de buscar recompensas instantáneas.

Practique “la gratificación retrasada”. En lugar de buscar las “gratificación instantánea”, practique la “gratificación retrasada”.

Aprenda a posponer la recompensa y disfrutar del proceso de trabajo y esfuerzo que conduce a belleza a la meta.

Esto fortalecerá su capacidad a la hora de discernir la gratificación, y le ayudará a cultivar una mayor disciplina.

El ayuno de dopamina y la satisfacción duradera

Encuentre actividades que le brinden satisfacción duradera, y que no dependan de la liberación de dopamina instantánea.

Actividades como hacer ejercicio, leer, meditar, o desarrollar habilidades nuevas.

Estas actividades le permitirán encontrar placer en el proceso. Disfrutará a su vez de un sentido más profundo del logro y del bienestar.

Un cerebro hackeado

Un cerebro hackeado es un cerebro que vive en ayuno de dopamina. Los beneficios de someterse a un ayuno de dopamina son sorprendentes.

Al reducir la sobreestimulación de dopamina, permitimos que nuestro cerebro se reprograme y se vuelva más receptivo a las recompensas naturales y saludables.

Al ser más receptivo a las recompensas naturales y saludables, esto nos conducirá a recuperar la motivación y la disciplina necesarias para perseguir nuestras metas a largo plazo.

Cuando entrenamos a nuestro cerebro para encontrar satisfacción en actividades que requieren esfuerzo y tiempo, también desarrollamos una mayor capacidad de autocontrol.

Nos vamos volviendo más capaces de resistir la tentación de buscar satisfacción instantánea. Comenzamos a estar dispuestos a invertir tiempo y esfuerzo en proyectos verdaderamente significativos.

Deben tener en cuenta que el ayuno de dopamina no se trata de eliminar por completo todas las cosas que brindan placer, sino aquellas cosas que destruyen la motivación y disciplina.

Al reprogramar nuestro cerebro, valoramos las recompensas relevantes y duraderas, y nuestra vida dejará de difuminarse en el corto plazo.

Debemos programarnos para vivir la vida en plenitud, porque en esa plenitud germina nuestro propósito.

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